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Liderar con un propósito

Las donaciones a Una Gran Hora para Compartir ayudan a poner a los habitantes de Malawi en la senda de la seguridad alimentaria a través de una empresa única propiedad de mujeres

por Emily Enders Odom

Tinenenji Kalamba (Contributed photo)

LOUISVILLE – Aunque las mujeres de Malawi están acostumbradas a hacer cualquier cosa y todo, desde la agricultura hasta la gestión de pequeños negocios, para mantener a sus familias, el Ciclón Tropical Freddy puso a prueba la resistencia de Tinenenji Kalamba.

Sin embargo, Kalamba no se dejó desanimar.

Ya estaba demostrando ser una líder ejemplar en el Centro Femenino de Panadería y Valor Añadido de Kasupe, un proyecto de los Ministerios Kasupe [organización no gubernamental registrada en Malawi], cuando la devastadora tormenta de marzo del 2023 arrasó con las vidas y los medios de subsistencia de incontables miles de personas en todo el país del sudeste africano.

Desde luego, no era el futuro esperanzador que esta mujer de 42 años, dos veces viuda, se había imaginado cuando puso en marcha la panadería en el 2022 con el apoyo financiero del Programa Presbiteriano contra el Hambre.

Originalmente diseñada para abordar la escasez local de alimentos nutritivos y saludables en la región de Kasupe, al tener mujeres produciendo y vendiendo una variedad de productos horneados y productos agrícolas, la panadería no solo empleaba a mujeres locales como panaderas, sino que, antes de que el ciclón golpeara, también fortaleció la producción de los agricultores locales y la economía local.

Aunque Kalamba abandonó la escuela a los 12 años, es ampliamente reconocida como la mujer con visión de negocios detrás del éxito de la panadería.

“Desesperadamente quería liderar”, dijo. “Me había dado cuenta de que este proyecto tenía potencial y quería estar en primera línea. No puedo mentir, también quería beneficiarme mucho, ya que pensé que necesitaba más dinero que el resto”.

Kalamba sabe de lo que habla.

No sólo es VIH positiva, lo que requiere un régimen de antirretrovíricos, que no siempre están a su disposición gratuitamente, sino que además tiene nueve bocas que alimentar: ella misma, sus cuatro hijos, los dos hijos de ambos y los dos nietos de su difunta hermana. Trabaja para darles una mejor vida.

“Quiero asegurarme de que mis hijos avancen en la escuela”, dijo. “Sueño con que vayan a la universidad y les digo que nunca sean como yo cuando se trata de cuestiones escolares. Les enseño a trabajar duro, temer a Dios y enfrentar siempre los desafíos de frente”.

Gracias al liderazgo fiel de Kalamba, la operación de la panadería sobrevivió al ciclón.

Y gracias a una subvención del Programa Presbiteriano contra el Hambre (PHP por sus siglas en inglés), posible gracias a las generosas donaciones del pueblo presbiteriano a Una Gran Hora para Compartir, el alcance humanitario de los Ministerios Kasupe puede continuar sin interrupciones.

Durante 75 años, el propósito de la Ofrenda de ayudar a los vecinos necesitados en todo el mundo sigue siendo constante, brindando a la IP (EE. UU.) y otras denominaciones cristianas una forma tangible de compartir el amor de Dios.  Además del PHP, Una Gran Hora para Compartir también beneficia a los ministerios de Asistencia Presbiteriana en Desastres y del Comité Presbiteriano para el Desarrollo Personal.

Aunque la Ofrenda puede tomarse en cualquier momento, la mayoría de las congregaciones la reciben el Domingo de Ramos o el Domingo de Resurrección, que este año caen el 24 y el 31 de marzo, respectivamente.

“Tinenenji es la primera en llegar y la última en salir de la panadería”, dijo el Dr. Fletcher Padoko, director ejecutivo de los Ministerios Kasupe, cuyo objetivo a largo plazo es revertir la pobreza generacional y erradicar las enfermedades prevenibles, en particular el VIH/SIDA, a través de programas y proyectos desarrollados en colaboración con organizaciones cristianas no gubernamentales malauíes.

“Aunque no gane más dinero que los demás, en todas las operaciones de panadería queda patente que esta mujer dirige con un propósito”, añadió. “La mayoría de las personas que acuden a la panadería y al mercado de Kasupe son también clientes suyos en sus otros negocios más pequeños. En los pueblos rurales donde todo es difícil de conseguir, sus movimientos son realmente astutos”.

Los esfuerzos de asociación de PHP con los Ministerios Kasupe sirven principalmente para abordar las necesidades nutricionales de los hogares de viudas y otros grupos vulnerables a través de la ganadería. Muchos hogares, como el de Kalamba, también se han visto gravemente afectados por la epidemia de VIH/SIDA.

“En nuestras aldeas, aproximadamente el 70% son mujeres y niños”, explicó Padoko.  “Debido a que tenemos muchas viudas debido al VIH, intentamos enfocarnos en las mujeres que son líderes en las áreas rurales. Son muy influyentes a pesar de sus condiciones de pobreza y vulnerabilidad. Descubrimos que si trabajamos con ellas, nos será posible animarlas; y, para nosotros como organización cristiana, intentamos asegurarnos de que no estamos al frente sino más bien detrás de ellas, ayudándolas en las áreas en las que sentimos que no pueden ayudarse a sí mismas”.

Valéry Nodem, asociada del PHP para Iniciativas internacionales contra el hambre, dijo que en los pocos años que ha trabajado con Kasupe, “siempre se asombra de lo mucho que pueden hacer con tan poco”.

Kasupe Women’s Bakery and Value Addition Centre in Malawi operates with funding support from the Presbyterian Hunger Program. (Contributed photo)

“Lo que es único acerca de Kasupe es su enfoque, especialmente la forma en que se relacionan con la comunidad”, dijo Nodem. “Son de base, no de arriba hacia abajo.  No se limitan a poner en marcha programas, sino que van a las comunidades y averiguan qué necesitan. Luego, aunque no dispongan del dinero de inmediato, ponen en marcha los programas. Sólo puedo imaginar cómo sería si Kasupe tuviera todos los recursos que necesita, porque ya están teniendo un gran impacto con lo que tienen”.

En su misión de erradicar la pobreza, el trabajo de Kasupe también está estrechamente alineado con la visión de Mateo 25.

“He estado siguiendo lo que ha estado sucediendo con el movimiento Mateo 25, y lo que hacemos es lo que Mateo 25 nos llama a hacer”, dijo Padoko. “El proceso de reconstrucción ha sido muy duro para la gente de los pueblos, especialmente para las mujeres y la niñez”.

Pero Padoko añadió que mujeres como Kalamba siguen siendo capaces no sólo de sobrevivir, sino de prosperar en entornos hostiles como éste.

“Ella se destaca para ser contada no solo como una participante en la vida comunitaria, sino como una líder”, dijo.

Nodem dijo que aprecia especialmente la capacidad de Una Gran Hora para Compartir para permitir que “más personas en la iglesia se enteren del buen trabajo que todos estamos haciendo juntos”. Añadió que el aliado ministerial del PHP, la Asistencia Presbiteriana en Desastres, también fue fundamental para llevar ayuda humanitaria después del ciclón a la gente de Malawi.

Padoko expresa su gratitud de manera similar.

“Animo a las personas a dar a Una Gran Hora para Compartir como una forma de dar directamente a la gente”, dijo. “Estamos muy agradecidos a las personas que donan porque nosotros, el pueblo malauí, somos quienes nos beneficiamos de sus generosas donaciones”.


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